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Mama Dulu, voz que retumba en los páramos

"Primero el pueblo,

primero los campesinos,

los indios, los negros, los mulatos.

Todos son compañeros.

Por todos hemos luchado".

Dolores Cacuango.

Hablar de una mujer como Dolores Cacuango es hablar de rebeldía, de fuerza de aquellos seres que son ejemplos de una lucha inclaudicable, pero que no son parte de la memoria colectiva, que han sido alejadas de la historia y que ahora casi son parte del anonimato.




La historia la construyen los pueblos y de ellos nacen voces que son imposibles de callar, una de ellas es Dolores o Mama Dulu, voz que retumba en los páramos, voz que arde como llama que nunca se apagará.


Desde niña sufrió los más comunes abusos a los que las “indias” eran habituadas. El casi ser violada la volvió dura de carácter, y es que de cierta forma se puede decir que contó con suerte, porque a la mayoría de guaguas y guambras los patronos las violaban y dejaban embarazadas, para luego no asumir de ninguna forma algún tipo de paternidad, ese pensamiento colonialistas de hacer con el “indio” lo que sea porque no siente.


Ante esta grave realidad que las mujeres indígenas sufrían, Dolores desea organizar a las mujeres de su comunidad para ponerle un alto a tal abuso, estas serían las primeras formas de organización que ella entablaría.


Entre algunos hechos se destaca la relación que había nacido entre el Histórico Partido Comunista (Partido fundado en 1926 hasta 1980 con la salida de Pedro Saad de la Secretaría General del PCE por tener desacuerdos con otros dirigentes) y los indígenas, el Histórico Partido fue el único que tuvo la decisión de levantar al “indio” caído y convertirlo en el “indio” levantado. Fue el partido quien organizó al pueblo “indio”, dotándolo de herramientas como la huelga y el Sindicato Agrícola.


La vida política de Mama Dolu dio inicio organizando a las mujeres indias, pero también inició la vida de persecuciones, la dura vida que tuvo que asumir, una vida de hambre, de constante acoso de las autoridades, de amenazas y de dolores que fueron pintando su alma, como la muerte de sus hijos, pero que nunca melló su ímpetu, sino que fue estímulo para luchar con más fuerza.


Innumerables son los viajes que Dolores hizo a pie a Quito, el largo camino lo atravesó descalza, sin comer, durmiendo a la intemperie porque el viaje de Cayambe a Quito duraba dos días. Sus viajes los hizo a veces sola y otras acompañada de miles de indígenas que caminaban al igual que ella, luchando por mejores días para los indios.


Se menciona que en el año de 1930, Dolores tendría su aparecimiento en la vida política al organizar una huelga, posterior a la respuesta negativa dirige una marcha hacia Quito de 2 días a pie, como medida de escarmiento el entonces presidente Isidro Ayora, pide al cuartel de carabineros que apresen a los líderes indígenas y que los expulsen de las haciendas. En este contexto, el campo queda teñido de sangre, queman las chozas, matan algunos indígenas, incluidos niños, sembrando dolor en la comunidad, pese a este duro episodio Dolores, que perdió a 3 hijos allí, lo que hace es llenarse de más valor para continuar con la lucha.


Uno de los episodios más importantes de su vida como luchadora tuvo lugar el 26 de julio de 1930 en Juan Montalvo, aquí funda en una reunión clandestina, la histórica primera organización indígena denominada FEI (Federación Ecuatoriana de Indios); gran logro, pues las duras condiciones que existían en la época hacían que la participación política de los indígenas les cueste la vida. Debido a su empeñosa labor y la de muchos compañeros logran fundar la federación y la pronta expansión de la misma en otras comunidades.


Dolores contó a lo largo de su vida con el apoyo incondicional de Luchita Gómez de la Torre, otra luchadora fuerte y noble, que siempre estuvo de pie ante cualquier batalla, una mujer irreverente, directa y muy clara.


Luchita y Dolores fueron grandes compañeras durante toda su vida, juntas emprendieron grandes batallas, una de las más importantes fue la de crear la primera Escuela Bilingüe en Cayambe, la misma que se levantó contra la adversidad, con el fin de enseñar a los niños de Cayambe a leer y a contar para que ayuden a sus padres evitando que los hacendados les sigan robando, el éxito fue total, tanto así, que los hacendados fueron a destruir y cerrar la escuela por comunistas y sediciosos.


Su vida hasta el final de sus días fue de constante lucha, y pese haber otorgado toda su fuerza y energía en transformar la realidad de los indios, poco fue lo que cambio, y como ella manifestó lo único que le apena es no poder dejarle nada material a su único hijo, pero le heredó un ejemplo de incansable lucha contra la injusticia y la desigualdad en el mundo.


Mama Dulu ha trascendido en el tiempo y en el espacio, en las luchas y en el ejemplo, su tenacidad y transparencia, son actitudes que necesariamente deben ser replicadas en nuestros días, su conciencia de clase, conciencia revolucionaria que fue su motor, y ahora debe ser el motor que mueva a aquellos que creen en la justicia y en cambiar todo lo que debe ser cambiado.


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