top of page

CIA: 70 años de terrorismo imperialista

El 18 de septiembre de 1947 durante el Gobierno del Presidente de los Estados Unidos, Harry Truman, entró en vigor la Ley de Seguridad Nacional, dicha ley tuvo el objetivo de coordinar los programas de investigación y de información de carácter externo entre las diferentes agencias estatales para dirigir la política extranjera norteamericana.



La Ley de Seguridad Nacional de 1947 concedió facultades especiales frente al proceso de supervisión parlamentaria, las cuales fueron ampliadas dos años más tarde por la ley de la «Central Intelligence Agency» de 1949.


Con la nueva ley, la CIA amplió su libertad para ejecutar acciones encubiertas e intervenir en asuntos internos de otros países, contando a su vez la aprobación de la Casa Blanca, pero no necesariamente del Congreso, peor aún del pueblo estadounidense.


Algunos años después, Truman expresó que la idea de fundación de la CIA era otra, y no necesariamente el instrumento coercitivo de los EEUU dedicado a la acción conspiradora.


En 1948, posteriormente a la II Guerra Mundial y frente al temor del comunismo, EEUU autorizó las primeras misiones secretas, sin embargo estas no se llevaron a cabo por la CIA, sino por la Oficina de Coordinación Política (Office of Policy Coordination, OPC), sin autorización del Congreso, sino solo con la autorización de Truman. La CIA prestaba apoyo a la OPC y encubría sus actividades.


Posteriormente a estas misiones, el general Walter Bedell Smith, al ser nombrado director de la CIA, se esforzó por la unificación de los elementos más importantes de los servicios de información nacionales y así, el 4 de enero de 1951, la OPC y la Oficina de Operaciones Especiales (Office of Special Operations), que era una institución para la obtención de información secreta, se fusionaron en la CIA. El primer jefe de los Servicios de la Compañía fue el anti-comunista Allen Dulles, recordado por su derrota en la Operación Contra-revolucionaria a Cuba en Bahía de Cochinos.


Debido a su intervención en la guerra de Corea, la CIA creció rápidamente. De tener menos de 5.000 funcionarios en 1950, la CIA pasó a contar con unos 15.000 en 1955, a más de los funcionarios temporales y extranjeros.


La dinámica de la CIA es ultra-secreta, sin embargo, una publicación de The Washington Post en 2013 comunicó que la Compañía poseía en ese tiempo 21.575 empleados y 14.700 millones de dólares.


No hay duda de que la Compañía durante estos 70 años, tuvo el objetivo de mantener al mundo alineado al eje imperialista yankee y alejados del comunismo, sin embargo sus triunfos han sido motivos también del auge de organizaciones terroristas y terror generalizado.


Está demostrado que la CIA intervino en Guatemala de Árbenz, Bolivia de Juan José Torres, Cuba de Fidel, Chile de Allende, y su relación con la muerte de Roldós en Ecuador, sin olvidar las actividades clandestinas en el Irán y el Oriente Medio, el Sudeste de Asia y las acciones de desintegración en los ex países de la Unión Soviética, entre tantas otras no menos importantes.


Injerencias, golpes de estado, secuestros, torturas, persecuciones, y tantas atrocidades propias de capitalismo, marcan la vida de esta institución que debe ser juzgada y condenada como la organización terrorista más poderosa del mundo.



290444894_10219663600015085_1911271688754750115_n.jpg
bottom of page