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Che: Socialismo económico y moral comunista, un debate vigente

Con el triunfo de la Revolución Cubana y la toma del poder por el Movimiento 26 de Julio, inicia en Cuba, en los años 60, uno de los debates más profundos sobre la formas de radicalizar el periodo de transición al socialismo. El Che ocuparía el centro de atención del debate mediante distintas facetas poco conocidas.




La Revolución Cubana llevó al Che a ocupar responsabilidades de trascendental importancia, desde Director del Departamento de Industrialización, pasando por Presidente del Banco Nacional de Cuba, hasta ser Ministro de Industria.


Como es lógico, la economía política ocuparía un sitial privilegiado en su estudio.


El Capital de Marx, las experiencias económicas de la URSS, China o Checoslovaquia, además de los distintos problemas económicos propios del capitalismo y el socialismo eran estudiados detenidamente por el Che, sin embargo, el Manual de Economía Política, realizado por la Academia de Ciencias de la URSS, fue el documento de análisis y crítica desde donde generó algunos puntos de reflexión sobre los retos de la transición al socialismo, plasmados en los denominados Cuadernos de Praga.


El debate se ubica en una pregunta central ¿qué rol juega la ley de valor y la mercancía en el proceso de transición? Para responder esta pregunta se presentaron diferentes aristas: la Nueva Economía Política de Lenin, el acelerado proceso de instrustrialización con los Planes Quinquenales de Stalin, la Revolución Cultural de Mao y sus críticas a Stalin sobre la exclusiva prioridad del desarrollo del sector estructural olvidando la superestructura. Además los debates propios y privilegiados en medio del desarrollo económico cubano de 1963 – 1964 con Alberto Mora, Carlos Rafael Rodríguez y con Charles Bettelheim. Sin embargo, para el Che existe una respuesta extremadamente clara, la ley del valor y la mercancía en el proceso de transición tiene dos opciones: la primera es que pueda ser superada por una alta planificación socialista, conjuntamente, con la convicción revolucionaria o la segunda, el retorno y consolidación del capitalismo. El Che parafraseando al Marx consideró que “la mercancía es la célula básica del capitalismo” por ello debe ser superada.


Sus reflexiones más contundentes, se encuentran plasmadas en una carta enviada a Fidel, denominada: “Algunas reflexiones sobre la transición socialista”. Como un estudioso del marxismo, el Che, no solo partía de la idea que el capitalismo se vería destinado a ser superado después de alcanzar el desarrollo de las fuerzas productivas y la contradicción con las relaciones de producción, durante el periodo previo que permita transitar a la construcción del socialismo. En la Crítica al Programa de Gotha, Marx describe al socialismo como un sistema anterior al comunismo, en donde distintas categorías mercantiles propias del capitalismo deben ser dejadas atrás. Sin embargo, los clásicos del marxismo, no tomaron en cuenta un periodo anterior: la transición al socialismo. Será con Lenin donde se verá la necesidad del proceso de transición como una etapa paradojal de muerte de capitalismo y nacimiento del socialismo.


En medio del avance del socialismo en el mundo, en los años 60, el Che llegaría a decir “este primer periodo – de transición- los soviéticos y los checos pretenden haberlo superado; creo que objetivamente no es así, desde el momento en que todavía existen una serie de propiedades privadas en la Unión Soviética y, por supuesto, en Checoslovaquia”. Su profecía de que la “Unión Soviética está regresando al capitalismo”, lamentablemente, se cumplió.


Pero, ¿dónde se encuentra el génesis que actúa como boomerang y obliga regresar al capitalismo?


Para el Che, la muerte de Stalin marcó un punto de fin e inició de concepciones y prácticas sobre la revolución y el socialismo. Las obras de Marx, Engels y Lenin son los “manantiales fundamentales e indispensables”, con Stalin y “ciertos escritos de Mao” quedaron en pie importantes pero aisladas obras. En su crítica al Manual de Economía Política, el Che manifestaba: “En sus últimos años, Stalin temió los resultados de esa carencia teórica y ordenó la redacción de un manual que fuera asequible a las masas y tratara los temas de la economía política hasta nuestros días”


Sin embargo, el punto de quiebre y crisis se presenta con la política “jrucheviana”, periodo calificado por el Che como: “pragmatismo inconsistente”, que olvidó todo aquel manantial de la filosofía de la praxis y su capacidad de criticarse a sí mismo.


El principio de crítica y auto-critica, más que ser una “simple norma leninista” es la esencia de la dialéctica de movimiento y transformación, el retorno a la filosofía de la praxis es lo que obliga al Che a plantear la necesaria unidad entre la economía socialista y la moral comunista, entre el desarrollo de las fuerza productivas que vislumbres reformas que permitan avanzar al socialismo y la ofensiva super-estructural para deconstruir el ser humano capitalista por el ser humano nuevo. Por ello, la moral no es la abstracción vacía que pueda ser entendida como imperativo categórico kantiano del “deber ser”, sino cimentada en la conciencia de clase. Aquí su fuerza moral.


El problema fundamental, plantea el Che, no se encuentra en el uso o no de la ley de valor y la mercancía, que obviamente es característica capitalista, se encuentra en que la crisis del socialismo olvidado a Marx.


El planteamiento fulminante lo realiza en la siguiente cita: “no me interesa el socialismo económico sin la moral comunista, luchamos contra la miseria pero al mismo tiempo contra la alienación”


La relación socialismo económico y moral comunista es un debate vigente, más aún en medio de la espiral descendente que vive Nuestra América. La solución a las crisis capitalistas no se encuentra con más recetas del capitalismo, la ley de valor, mercancía y privatización deben encontrar salidas superadoras con alternativas económico-políticas que permitan transitar al socialismo. Mientras las retóricas vacías sobre el socialismo no encuentren contenido real en la construcción del mundo material, pasarán a la historia como simples voluntades.


Es necesario levantar la consigna de “revolución socialista o caricatura de revolución” como objetivo y razón de ser de los revolucionarios.

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